martes, 11 de enero de 2011

Rapport

El rapport es el principal ingrediente de TODA comunicación, que consiste en la aproximación, armonia respecto la persona con la que conversamos.

El método es muy simple, conseguir que nuestro objetivo se sienta cómodo, familiarizado, comprendido por nosotros. ¿Y cómo lo vamos a hacer? De la forma más sencilla del mundo, consiguiendo, que lo que vea ante él, le resulte familiar, conocido, armonizado con su estado del momento. ¿ Y eso cómo lo hacemos? Simplemente «copiando» todo lo que él hace. ¡Pero ATENCIÓN! No se trata de burlarnos de nadie. El rapport exige delicadeza y respeto. Es imprescindible, para establecer un rapport correcto, la sutileza de acoplarnos, no de burlarnos, de seguir los movimientos no de imitarlos burdamente. El rapport requiere armonía, nunca enfrentamiento.

Existen varias formas de establecer contacto, así como varias formas de mantenerlo. Podemos definir el contacto como una relación marcada por la armonía, conformidad, acuerdo o afinidad. En esencia, es un sentimiento de concordia entre dos o más individuos.

Nuestra actitud: Acoplar y dirigir.

Para acoplar a un individuo debemos atender todos los aspectos de su comunicación, verbales y no verbales. Una vez que hemos observado los detalles significativos de su comportamiento, nuestra tarea es igualar, reflejar, enfrentar, enfrentar o ACOPLAR a ese individuo. Para obtener un buen contacto se puede «acompañar» cualquier movimiento de la otra persona, ajustando el nuestro hasta movernos conjuntamente con ella.

De seguro que todos vosotros en algún lugar habeis visto esas parejas de enamorados, que sentados frente a frente ejecutan a la misma vez, los mismos movimientos. Eso es rapport. Seguro que, tal vez, sin darte cuenta, te has encontrado inmerso en una interesante conversación y sus movimientos y los de tu objetivo iban ajustándose y realizándose de igual modo de tiempo en tiempo. Eso es rapport. En fin, el rapport no es nada extraño, es algo que naturalmente todos realizamos cuando nos sentimos a gusto con alguien; cuando nuestros mapas (interpretación del mundo) están conectados. Pues lo que tenemos que hacer, no es otra cosa, que ser capaces de poder establecer esa conexión con cualquier persona que se nos ponga delante. Eso es el rapport.
Para realizar un buen rapport, se requiere una alta dosis de atención, observación y especialmente flexibilidad. Observar los comportamientos y el lenguaje no verbal de las otras personas con las que entramos en contacto.
En cuanto al lenguaje corporal, es importante calibrar y reflejar especialmente:

• Ritmo respiratorio.
• Localización respiratoria (abdominal, media o alta).
• Postura corporal.
• Ritmo y velocidad del habla.
• Tono de voz.
• Gestos (expresiones faciales, ademanes

Una vez obtenida esta información, usaremos nuestro cuerpo para ACOPLAR, COPIAR y ACOPLAR DURANTE EL TIEMPO QUE SEA NECESARIO, Y LUEGO NOS CENTRAREMOS EN DIRIGIR.

El rapport no sólo sirve para crear conexión y comodidad sino también para llevarle a el estado que queramos.
Es muy importante saber hacia dónde queremos dirigir a una persona.

Aquí, y desde un principio, es fundamental atender y calibrar con toda precisión los aspectos del lenguaje no verbal que nuestro objetivo manifiesta. La calibración es la capacidad que tenemos que desarrollar para poder detectar los más sutiles cambios fisiológicos, verbales y no verbales que se producen en la interacción humana.
La calibración, la detección de esos mínimos cambios (cambios en la respiración, en los gestos, en las posturas, en la tonalidad del habla, en la dilatación de las pupilas, en los movimientos oculares, etc. ) van a ser los únicos datos objetivos, y por tanto fiables, de que nos estamos acercando o alejando del objetivo que deseamos alcanzar con respecto al estado deseado de nuestro objetivo.

Para alcanzar esa capacidad de calibrar correctamente, hemos de tener presente y hacer nuestras, esas bases de la comunicación eficaz.

La motivación, la evitación de las interferencias —es mantener nuestra atención en alerta, no con tensión, sino relajadamente alerta, como si fuésemos un felino preparado para la caza—, el contexto, los medios, el feedback, la intención, y la escucha activa. Sin estos elementos es casi imposible llegar a dominar el arte de la calibración.
Tanto en la calibración —como elementos detectores de los cambios— , como en el rapport —para acompasar, acoplarnos y acompañar—, hay que prestar atención a todo una serie de posibles aspectos fisiológicos de la persona con la que interactuamos, con el fin de detectar —en la calibración—, o buscar el acoplamiento —en el rapport— los cambios externos observables.

A lo que básicamente debemos prestar atención es a lo siguiente:

• Movimientos oculares (en que dirección se mueven los ojos)
• Respiración (velocidad y localización (tórax, abdomen, clavícula o completa)
• Coloración de la piel (En algunas áreas resulta mas evidente y distinguible: orejas, pómulos, mejillas y cuello)
• Cambio en el tamaño del labio inferios
• Dilatación de las púpilas
• Tono y movimiento de los músculos faciales. Tensión de mandíbulas, boca, entrecejo, frente…
• Postura corporal. Si es simétrico un lado del cuerpo con el otro. Posición
• Expresiones faciales
• Inclinaciones y movimientos de cabeza
• Ángulo de los hombros, inclinación de manos y dedos
• Humedad y temperatura de la piel ( se puede observar mediante el brillo y sudoración de ésta)
• Cualizades vocales (tono, ritmo, volumen, timbre, pausa..)
• Predicados verbales que usa la persona.

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