sábado, 18 de septiembre de 2010

Cuento 1. Metáforas y cuentos según PNL

Mucha gente ignora el poder de los cuentos y metáforas, pero la PNL los usa mucho. Es una manera de contar lo que la persona necesita saber o de lo que necesita reflexionar a través de un cuento. Son bastantes las técnicas a seguir a la hora de diseñar una metáfora o cuento. Pero, ¿cual es la diferencia entre una metáfora o cuento y exponer la situación real? Fácil, al exponer a una persona su verdadero error o su situación personal a éste se le activarían las defensas y no reaccionaría del mismo modo. Sí le contásemos lo mismo con un cuento con una situación paralela a la suya y que le pasó ha otra persona le será más fácil entenderlo y reflexionar y que pueda su subconsciente coger esta información.

Un ejemplo, una persona que fuma:
-Misma situación: juan, no fumes o vas a terminar muriéndote de cáncer al pulmón.
-Misma situación en otra persona: Juan, tengo un amigo que se murió de cáncer al pulmón por fumar.
-Situación paralela, otra persona, (hace tiempo): Juan, te voy a contar una historia, hace muchísimo existió un joven asiático al que que le encantaban los tirustús, un fruto que relajaba pero que iba poco a poco dañando el estómago. Él sabía que aquel fruto le dañaba, pero le costaba muchísimo dejar de comerlo, lo comía 3 o 4 veces al día, el joven estaba al borde de la muerte, el médico le comentó que podría recuperarse solo si dejaba de comer aquel fruto. El joven no le hizo caso y terminó muriéndose.

Bueno, he de admitir que el ejemplo no es el mejor, pues lo he improvisado un poco. Con todo esto sólo quería dar una pequeña introducción sobre los cuentos y metáforas. Para dejaros aquí un cuento, que os ayudará un poquito más en esto de la seducción. La mayoría al terminarlo sabréis que es lo que he querido conseguir, los que no se den cuenta les servirá más. Os dejo con el cuento creado por mí.


En cierta ocasión, en la época en la que vivía en el sur de África, en un pueblo kilómetros al sur de Trípoli pude observar a un joven. Sin que él lo supiera yo le observaba, veía como estaba diseñando un nuevo tipo de abono, casi sin utilizar agua,  para una especie concreta de hortícolas de rápido crecimiento. En aquella época pasábamos por una gran crisis, no había suficientes alimentos.

El joven estaba convencido que lo ideado por él era lo mejor descubierto hasta ahora, pero el joven no era capaz de acudir a donde la Reina. El pensaba que ella le haría caso omiso, el joven sabía perfectamente que estaba en juego su vida y la del resto de vecinos y posiblemente la de Libia entera, pero por no pasar vergüenza, no arriesgarse y poder de alguna manera fracasar y que el esfuerzo se quedase en vano ni intentó siquiera presentarse ante la Reina y mostrarle aquello.

Cada día morían aproximadamente 20 vecinos de nuestro poblado y unos 3000 habitantes de Libia. Él cada día se sentía peor, veía como germinaban y crecían rápido aquellas plantas y como sólo pocos vecinos podían comer de sus frutos, pero sabía que mostrándole aquel abono a la Reina podía evitar todas esas muertes. Pero se seguía sintiendo incapaz.

Pasados 23 días, decidió acudir ante la Reina. El joven se sentía muy nervioso pero acudió a la corte. Tras hablar con un noble, éste se rió diciéndole que cómo se atrevía a presentarse a hablar con la Reina. El noble tras reírse comunicó a la Reina sobre el joven, la Reina dejó que pasara. El joven pasó al cuarto de la Reina, él estaba nervioso y no consiguió dirigir la palabra a la Reina, tras aquella frustración salió de allí corriendo hacia su casa.

Al día siguiente, me encontré con aquel joven en el mercado, él regalaba aquellas hortícolas para aquella gente necesitada. Me dirigí donde el joven diciéndole:
-¿Se conforma con dar unas pocas hortícolas de tu pequeño huerto?
-Es todo lo que puedo hacer, señor.-Contestó el joven.
-No, joven, sabe muy bien que aquel abono podría salvarnos de la hambruna.
-¿Cómo sabe eso? De todas maneras la Reina no confiaría en mí.-Repuso el joven
-El miedo, el posible fracaso le puede, Joven. Piensa que la Reina y el pueblo te estarían altamente agradecidos, que ganarías la satisfacción de que toda esa gente pudiese sobrevivir y seguramente la Reina te lo recompensase con algún saquito de oro.
-Me es indiferente el oro, sólo quiero que el pueblo sobreviva.
-Sólo tienes que hablar con la Reina- Concluí así la conversación.

El joven reflexionó sobre lo que yo mismo le dije. Cada vez que se veía en situación de hablar con la Reina él sentía esos nervios que le agarrotaban, paralizaban  y no le dejaban hacer nada. Pero el joven fue valiente y se planteó volver a la corte donde vivía la Reina. Se presentó allí, comentó al noble su intención, éste se volvió a reír del joven pero de nuevo se lo comunicó a la Reina, ella dejó que pasase.
-Majestad, tengo la solución a esta hambruna-Comenzó así la conversación con la Reina.
-¿Cómo? ¿Cuál es la solución?-Dijo riéndose.
Soportando aquellos nervios y esa inseguridad, contestó:
-Sólo necesito 15 días para mostrárselo, plantaré aquí este tipo de hortícolas con este abono diseñado por mí.
-De acuerdo-Concluyó la Reina.
Pasados 15 días ya estaban a punto las hortícolas para ser recolectadas, el joven le dijo, ya sin ningún tipo de nervios y inseguridades la composición del abono. La Reina se encargó de recompensarle con unas bolsitas de oro y comunicar a los Reyes de otros poblados la composición del abono, y de ahí a varios meses la hambruna en Libia desapareció. El joven se dio cuenta que intentándolo no habría podido perder nada, pero si haber ganado mucho, como sucedió finalmente.

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